"A Marmeládov lo conocían allí de antiguo. Y su inclinación a los discursos oratorios habían debido de surgir a consecuencia de aquel hábito de entablar conversaciones frecuentes en la taberna con distintos desconocidos. Ese hábito llega a convertirse para algunos borrachos en una necesidad, y principalmente para aquellos a los cuales los tratan mal en casa y los echan de allí. Por lo que, en compañía de otros bebedores, se esfuerzan siempre por justificarse, y, a ser posible, por granjearse también algún respeto".
Crimen y Castigo, Fedor Dostoievsky
viernes, 13 de septiembre de 2013
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