"Arrastrados por la evolución histórica de su época y, a la vez, habiendo decidido formar parte de ella, los individuos sintomáticos llevan, por lo general, una vida simple y feliz; el relato clásico de sus vidas puede ocupar una o dos páginas. (...) Muy bien adaptados, por una parte, al modo de vida mayoritario de su época, intentando a la vez sobrepasarlo "por arriba" a base de preconizar nuevos comportamientos o de popularizar comportamientos todavía poco practicados, los precursores necesitan, por lo general, una descripción algo más larga, puesto que su recorrido suele ser más atormentado y confuso. Empero solo tienen un papel de acelerador histórico –normalmente, acelerador de una descomposición histórica– y nunca pueden imprimir una nueva dirección a los acontecimientos; ese papel está reservado a los revolucionarios o profetas".
Michel Houellebecq: Las partículas elementales, Barcelona, Anagrama, 2009. pp 26 - 27.
lunes, 21 de enero de 2013
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