Tengo la carne fría
de tanto sentarme
en la mañana de los días
y esperar la tarde.
Quiero llegar
y de tanto quererlo
te abandono,
amor,
al lado mío.
Díganme qué hacer
las horas que llevo en la espalda
dónde
díganme dónde las olvido.
Tengo la carne fría
y me duele,
me duele la sangre lenta
atravesando los polos de mi cuerpo,
desperdiciando la vida de su rojo,
la alegría de romper.
Quiero llegar para siempre,
y para siempre no volver
a correr,
a perder,
a morir en todos lados.
martes, 30 de diciembre de 2008
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