Condenados a avanzar por los cerros huidizos,
arrasamos la vergüenza y la moral de las palmeras
y la pobreza tímida del cazador de conejos.
En la ruda aridez del plan
todo se vende, todo se vende
y la historia es comic y su amor
un graffiti desparramado
en la oscura pared de un edificio en llamas.
Nostálgico de qué?,
me pregunto,
recién llegado
¿de dónde?
Me llevo la última luz del puerto
Para arrojarla en la última esperanza de sus niños.
martes, 30 de diciembre de 2008
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